Cuentaconmigo: Cuentos Personalizados

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miércoles, 9 de marzo de 2011

LA PRINCESA EXTRAVIADA

Este Cuento es para agradecer a una persona anónima que ayer demostró tener un gran corazón, ayudando a nuestra madre a reencontrarse con nuestra familia.

Begoña, que así se llama la princesa de este cuento y que vivía en un pueblecito costero llamado Getxo, estaba en “el palacete de día” un lugar dónde la ayudaban a recordar esas pequeñas cosas que el malvado Alzheimer se había llevado consigo.

La princesa, aún sin muchos de sus recuerdos, tenía la capacidad de saber volar libre, como ella siempre había sido. Así que llegó la hora en la que todas las princesas y príncipes que acudían aquel centro se iban a casa, y en un instante, la princesa Begoña sin que nadie se percatase decidió volar en libertad.

Cuando su marido el príncipe fue a recogerla, nadie la encontró. Begoña se había ido y nadie sabía ni cómo, ni dónde. El príncipe se sumió en la mayor de sus desesperaciones ya que la princesa era como una niña pequeña. Él sólo pensaba y ¿si le pasa algo?, y ¿si va a cruzar la carretera y le pilla un carruaje? El príncipe se volvía loco de sólo pensarlo.

Poco después, llamó a sus hijas que en cuanto se enteraron, cogieron su carruaje para así localizarla. Llamaron a la ertzaintza y a los municipales. Ellas sólo pensaban: “¡por favor, que haya un alma caritativa que la vea y la ayude. Por favor, por favor!”. Era tal su deseo, que su deseo se cumplió. Porque gracias a dios, hay gente buena y caritativa en el mundo aunque creamos que no. La hermosa princesa estaba recogiendo flores por el camino cuando una gran dama con un gran corazón, la observó y vio en sus ojos el rastro que el malvado Alzheimer deja a quién roba sus recuerdos, y dándose cuenta del suceso, la llevó con ella a los municipales. Pronto nos llamaron y allí fuimos las tres hermanas juntas, llenas de júbilo y felicidad, porque nos dimos cuenta que todavía existen buenas personas que ayudan a los demás.

Cuando llegamos, la señora se había ido y no dejó un teléfono para poderla llamar y agradecerla todo lo que había hecho por nuestra ama; la princesa Begoña, la más hermosa y buena de las princesas, quien por fin se había encontrado con su familia.

Mi madre volvió a su palacio donde se reencontró con su príncipe, quién le esperaba con lágrimas en los ojos y el corazón contraído por la emoción. La abrazó y la besó, y toda la familia nos unimos en un gran abrazo porque nos sentíamos dichoso y felices por estar junto a nuestra madre, y por saber que hay personas buenas como la mujer que ayudó a nuestra madre.

Con este cuento, queremos darle las gracias a esa buena mujer cuyo corazón está lleno de bondad: GRACIAS, GRACIAS DE TODO CORAZÓN, por ser como es, y por haber hecho una gran acción ayudando a nuestra madre cuando se encontraba extraviada.

Y PIDO A TODO EL MUNDO QUE SI VEN A PERSONAS COMO MI MADRE, CON LA MIRADA PERDIDA Y CON CONVERSACIÓN INCOHERENTE, LA AYUDEN Y LA LLEVEN A LA POLICIA PARA QUE LLAMEN A SU FAMILIA. QUIENES SEGURO, QUE AL IGUAL QUE NOSOTROS ESTARÁN PREOCUPADOS Y ESPERANDOLE.

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